El secretario general de la ONU pidió esta semana que se arbitren los medios para que llegue la ayuda a la población palestina en la Franja de Gaza.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, reclamó este jueves la implementación de «un acceso humanitario rápido y sin obstáculos» para llevar la ayuda a la Franja de Gaza e instó a trabajar en pos de un «alto el fuego humanitario inmediato» en el enfrentamiento entre Israel y el grupo islamista Hamas.
«Necesitamos comida, agua, carburante y medicamentos ahora. Se necesitan en gran escala y de forma duradera», dijo Guterres en El Cairo, la capital de Egipto, país desde donde partiría la ayuda a Gaza.
En conferencia de prensa el funcionario de la ONU explicó que «lo que se necesita no es una pequeña operación», por lo que «los cooperantes deben poder llevar ayuda y distribuirla de forma segura» en la Franja de Gaza.
Los camiones que transportan ayuda humanitaria para el pequeño enclave de 2,4 millones de habitantes están bloqueados desde hace días en el paso de Rafah, en la frontera con Egipto.
Según el medio egipcio AlQahera News, el paso «abrirá mañana» por este viernes.
Tras su visita a Israel de ayer e intensos contactos telefónicos con Egipto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, estableció que «hasta 20» camiones cruzarían la frontera.
Por su parte Guterres, en la conferencia que compartió con el jefe de la diplomacia egipcia, Sameh Shoukry, insistió en que «la protección de los civiles es fundamental» y que los ataques contra hospitales, escuelas o infraestructuras de la ONU iban «en contra del derecho internacional».
Consideró también que los «palestinos tienen reivindicaciones legítimas, pero no pueden justificar ataques terroristas», y dejó en claro que «por más atroces que hayan sido estos ataques, no se puede justificar el castigo colectivo» a los 2,4 millones de palestinos que viven en Gaza.
Más de 1.400 personas, en su mayoría civiles, murieron en la ofensiva lanzada por Hamás contra territorio israelí el sábado 7, según el Ejército.
Israel inició entonces bombardeos diarios sobre el enclave, donde ya murieron 3.785 personas, entre ellos más de 1.500 niños, según el Ministerio palestino de Salud.